LA IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES, UN DESAFÍO AÚN EN LOS TIEMPOS MODERNOS
En la actualidad, los
occidentales creemos que todo cuanto leemos en los periódicos sobre igualdad
entre hombres y mujeres son verdades como puños. Nadie se ocupa de desmentirnos
porque no hacen otra cosa que vendernos propaganda barata. También creemos que
ese mundo donde las mujeres no pueden ir al colegio ni a las universidades y
deben aceptar un matrimonio de conveniencia está muy lejano de nuestras vidas,
cuando la verdad es que todo aquello está mucho más cerca de lo que todos
creemos, a tan sólo unas horas. Las noticias que vemos en los diarios, en su
mayoría dulcificadas por un consejo editorial que mira más por nuestro
bienestar que por nuestra información personal, se nos antojan barbaridades sin
fundamento.
Pero lo que para
nosotros no es normal y de lo que sólo captamos ecos distantes es parte de la
vida normal, me atrevería a decir diaria, de una mujer en el mundo árabe, por
ejemplo. Porque ¿cuántas veces no hemos visto a una mujer, aquí en España, quejarse de que su sueldo o sus oportunidades
laborales son peores que las de sus compañeros varones? Infinitud de ellas. Y
no hablo del siglo XIX, señoras y señores, sino de la época actual. Pero
también en el siglo XIX se discriminaba a la mujer, y se hacía más abiertamente
que ahora. En un folletín de 1848, se detallaban las profesiones a las que una
mujer podía dedicarse en esa época, y debo decir que no eran muy halagüeñas, a
saber: maestra de niñas, monja, telegrafista, modista, estanquera y (esto era
casi inalcanzable para las mujeres sencillas de aquella época) reina.
Mientras, los hombres
monopolizaban (y siguen monopolizando en su mayor parte) los cargos
administrativos y las ocupaciones importantes.
Es más, los jefes (hombres) tienden a despedir en mayor proporción a las
empleadas de sexo femenino y a respaldar a los individuos de sexo masculino.
Aquello de lo que oímos quejarse a tantas mujeres y ante lo que luego hacemos
oídos sordos es una verdad como un puño.
En resumen, queridas
señoras y señores, si queremos aumentar un poco más nuestra tan nombrada y
sobada pero tan poco practicada igualdad entre hombres y mujeres deberíamos
repasar las ideas que tenemos acerca de la desigualdad. Porque (permítanme
decirlo con toda la franqueza posible) lo que la mayoría de las veces se hace
con las mujeres tanto en el trabajo como en la privacidad de nuestros hogares
es un claro ejemplo de machismo.
Javier Gómez Tejeda
3ºC. IES. GARCIA BERNALT
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